Orfeo, desesperado, decide bajar al Hades a buscarla. Al llegar pide a Caronte que le lleve en su barca al otro lado de la Laguna Estigia, a lo que Caronte se niega. Orfeo comienza a tocar su lita provocando el embelesamiento del barquero, quien accede a llevarle a la otra orilla. De la misma manera convence al Can Cerbero, el guardián del infierno, para que le abra las puertas. Ya frente al Dios Hades le suplica por su amada, y éste accede embelesado por la lira de Orfeo, pero poniendo como condición que Orfeo no debe ver el rostro de Eurídice hasta que hayan salido del infierno.
Orfeo atraviesa todo el Hades en su camino de salida, pero antes de llegar a la última puerta no puede contener su impaciencia y se gira para ver el rostro de Eurídice. En ese momento ella le es arrebatada y convertida de nuevo en sombra, y él es expulsado del infierno quedando separado definitivamente de su amada. Así sin motivo alguno por el cual vivir vaga con su lira caminando por el mundo hasta encontrarse con un grupo de mujeres que le piden que toque alguna pieza de su repertorio musical. Este se niega a tal pedido y ellas le cortan la cabeza y la arrojan al río. Pero la historia dice que aún se puede escuchar el sonido dulce y suave de su voz.
Y yo quiero que un día tú mi querida Andreita, nunca te olvides de mi voz, de mis palabras y de lo mucho que te amo. Puedes estar segura de donde quiera que yo me encuentre, siempre voy a velar por ti y espero que aunque sea en sueño, puedas escucharme. Lo mismo va par ti mi Orfeo, yo estoy segura de que siempre estaré contigo y tu conmigo.
Y yo quiero que un día tú mi querida Andreita, nunca te olvides de mi voz, de mis palabras y de lo mucho que te amo. Puedes estar segura de donde quiera que yo me encuentre, siempre voy a velar por ti y espero que aunque sea en sueño, puedas escucharme. Lo mismo va par ti mi Orfeo, yo estoy segura de que siempre estaré contigo y tu conmigo.
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