Ha sido una semana muy difícil para mi, primero porque no es fácil sentarse solo esperar lo nuevo de mañana. Estoy en busca de un empleo y en esta situación está más que comprobado que si un repostero aunque sepa hacer los mejores pasteles del planeta, si no tiene el "titulo", no sirve de nada.
De qué sirven las ganas de trabajar? De qué sirve estar preparado? en mi situación; no de mucho. El día de hoy una buena amiga me recomendó para trabajar en su lugar de empleo.
Debo confesar que me dio mucha emoción pensar que podría trabajar y así pagar todas nuestras cuentas atrasadas. Pero nunca pensé que sería tan difícil! Fue todo un día de pura angustia y frustración. Lloré y maldije a todas esas barreras que se interponían entre mis ganas de trabajar y un trabajo. En está ocasión, el sentimiento fue menos que en otras ocasiones, medite un rato y en todo momento evite reclamarle a Dios por lo que me estaba pasando, en su lugar decidí hacer lo que en mis manos está hacer y lo demás dejarlo en manos de él. Si mi Dios quiere que se me abran las puertas...se abrirán, si no es así, acepto su voluntad.
Solo quiero que este sentido de esperanza no me abandone!
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